CAMPAÑAS TERRESTRES
Arica e Iquique eran cada uno compartimientos estancos sin acceso expedito por tierra al resto del Perú y desde octubre, sin protección naval.75 J. Basadre cita la posibilidad de un desembarco chileno cerca de Lima ya en 1879 y señala al historiador chileno Wilhelm Ekdahl que hubiera aconsejado abandonar el sur del Perú y fortalecerse en Lima hasta restablecer el equilibrio naval o encontrar nuevos aliados. Pero, contradice Basadre, hubiese sido tremendo y humillante rendir esas regiones, además de una pérdida económica enorme y por lo demás inútil, pues Chile se interesaba por los ingresos salitreros provenientes de Tarapacá, y su ocupación sin resistencia hubiese significado probablemente el fin de la guerra.El 30 de abril llegaron a Tacna desde La Paz tras 13 días de marcha 4,500 soldados bolivianos bajo las órdenes de Hilarión Daza para unirse a las fuerzas peruanas y bolivianas que ya tenía bajo su mando el general Juan Buendía y tomar el mando del ejército aliado. Las fuerzas aliadas se distribuyeron en torno a los lugares donde se podía esperar un desembarco chileno: Iquique-Pisagua (Buendía) y en Arica-Tacna (Daza). También había refuerzos, en Arequipa al mando de Lizardo Montero y en el sur de Bolivia al mando de Narciso Campero, que debían confluir a la costa una vez conocido el lugar del desembarco. Sin embargo, las fuerzas militares de Montero no fueron movilizados a tiempo y Campero realizó algunos movimientos poco concluyentes por falta de logística.La guerra terrestre puede ser dividida en tres campañas que sucesivamente llevaron a la ocupación chilena de las regiones de Tarapacá, Arica-Tacna, y Lima y una cuarta, la campaña de la Breña, que desarticuló la última resistencia en la sierra.
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