El
3 de mayo de 1883 fueron acordadas las bases de la paz entre Lavalle y Mariano
Castro Zaldívar por Perú y Jovino Novoa Vidal por Chile. Miguel Iglesias firmó
este convenio posteriormente en Cajamarca.Al inicio del tercer año de
ocupación, y con la expectativa de firmar la paz, Lynch ordenó la eliminación
de las montoneras de Cáceres, que aún se oponían. Para ello envió en un
movimiento de tijeras tres columnas desde Lima por Lurín, Canta y la línea de
Chicla que debían converger sobre esta última y acabar con Cáceres.Sin embargo,
Cáceres logró escapar y enfiló hacia el norte, por Cerro de Pasco, Huanuco,
Huaraz y Yungay perseguido por las fuerzas chilenas bajo el mando del coronel
Marco Aurelio Arriagada.Para ambas fuerzas el trayecto significó graves
pérdidas y Arriagada renunció a continuar la persecución y volvió a Lima. La
división de Arriagada había salido de Lima con 3,334 soldados, de los cuales
130 murieron por cansancio, 28 desaparecidos y 574 enfermos, en total 732 bajas
(21%), sin combatir. A Cáceres se le unieron las fuerzas del coronel Isaac
Recavarren en Yungay, y creyendo que Arriagada aún lo perseguía, continuaron la
marcha hacia el norte para evitar el encumbramiento de Miguel Iglesias.
Previendo ese desarrollo, Lynch había ordenado al coronel Alejandro Gorostiaga
cerrar el paso de Cáceres hacia Cajamarca en Huamachuco con 1,736 hombres.El 10
de julio de 1883, se desarrolló la decisiva batalla de Huamachuco entre Cáceres
y Gorostiaga, finalizando con una victoria chilena. Con este triunfo, la única
fuerza peruana de consideración era el ejército de Montero en Arequipa de
5,500115 hombres, por lo que el mando chileno envió hacia esa ciudad una fuerza
de 6,400116 hombres al mando del coronel José Velásquez Bórquez, y en forma
simultánea se envió a la sierra una expedición de 1,700 hombres al mando del
coronel Martiniano Urriola para ocupar Jauja, Huancayo y Ayacucho e impedir a
Montero enfilar a Junín. El 29 de octubre Arequipa, donde Montero concentraba
las últimas esperanzas de resistencia, se rindió al coronel Velásquez tras la
huida de este jefe peruano a Bolivia. El mando chileno al haber logrado con
esta expedición la ocupación militar de la línea Mollento-Arequipa ordena, para
finalizar la campaña, extender la ocupación a Puno destacando desde Arequipa
una división al mando del coronel Diego Dublé Almeyda que el 2 de noviembre
ocupa aquella ciudad y luego despliega en el lago Titicaca una torpedera que
facilita el control de la zona. Con estas operaciones militares se afianzó el
gobierno de Iglesias para obtener la paz definitiva con Perú y se ejerció
presión militar en el gobierno boliviano para encaminarlo en la misma dirección.